Guía de aves y plantas del barrio
Detenerse y observar con atención son gestos que hemos abandonado. El afán de los días nos distrae de la vida que bulle a nuestro alrededor. Esta es una oportunidad para volver la mirada a la vida y reconocer a los demás seres con quienes compartimos el barrio y la ciudad. Con esta guía de aves y plantas del barrio Carlos E. Restrepo, realizada por la colectiva La Pluma. Aves y poesía, queremos despertar la inquietud en quienes lo visiten, animándoles a adentrarse en la aventura de aprender a reconocer las aves que viven posándose en los alambres de nuestras calles o revoloteando en los árboles de nuestros jardines y parques.
De paso, pretendemos que este acercamiento despierte el interés por el cuidado de la vida. Reconocer a las aves, no solo para contemplarlas y asombrarnos, sino también para convencernos de la importancia de la conservación. Sus presencias, además de conmovedoras, son indispensables para la supervivencia de muchas especies, incluyendo la nuestra.
Colombia es el país con mayor número de especies de aves reportadas en el mundo: aproximadamente 1.932, según el estudio de Ayerbe (2018). En el Valle de Aburrá, la Sociedad Antioqueña de Ornitología ha registrado más de 500 especies. Son cifras que demuestran lo importante que es este territorio para las aves y para la biodiversidad en general.
Estas aves se han adaptado a la vida urbana, pero eso no significa que no necesiten de nuestro cuidado. Aunque siguen volando entre edificios y calles, no podemos dar por hecho su presencia. Es necesario crear y cuidar hábitats adecuados para ellas. Cuidar a las aves también es cuidar los árboles, los parques, los jardines y los ecosistemas urbanos.
Este catálogo incluye además poemas de autores y autoras colombianas que han escrito sobre aves y sobre diversidad colombiana. Sus escritos nos ayudan a enriquecer nuestra mirada y nuestra experiencia, y nos demuestran que del encuentro con la naturaleza puede surgir la maravilla de la creación poética.
Caminar, mirar, escuchar y leer con atención para aprender a conmovernos con lo cotidiano y a resignificar nuestra manera de habitar esta ciudad de tesoros alados y florecidos que viven ignorados. Te invitamos a la itinerancia Pajareando por Carlos E. en la Feria Popular Días del Libro en Jardín Lectura Viva. Consulta más detalles de esta y otras actividades del fomento a la lectura, la escritura y la oralidad en fiestadellibroylacultura.com
Aves
Pechirrojo
Pyrocephalus rubinus
Fuego alado.
Si observas en un alambre o en una ramita un punto rojo encendido, o una llamarada que vuela y vuelve a la misma rama, probablemente sea un pechirrojo
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Es un ave pequeña, con el pecho y el vientre de un color rojo alborotado, dorso negro y una línea negra que le cruza los ojos. La hembra tiene el pecho blanquecino, el vientre naranja claro y el dorso castaño.
Carpintero habado
Melanerpes rubricapillus
Lleva una constelación a sus espaldas.
Su dorso negro con puntos blancos semeja una noche estrellada. Tiene el pecho y el vientre blanquecinos y los machos tienen la cabeza de color rojo encendido.
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Es un ave mediana. Es fácil de identificar por su hábito de martillar y por su manera particular de agarrarse a los troncos verticalmente.
Sirirí
Tyrannus melancholicus
El obstinado.
Símbolo de búsqueda y memoria. Es sigiloso y obstinado. Se le ve posado en los alambres, silencioso, yendo y viniendo con vuelo decisivo mientras atrapa insectos en el aire.
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Es un ave de tamaño mediano. Su dorso y cabeza son grisáceos y su vientre es amarillo intenso.
Temerarios y precisos, acosan a gavilanes y piguas.
Bichofué
Pitangus sulphuratus
El del canto compañero.
Su nombre común proviene de una onomatopeya que imita su canto. Bastante común. Curioso y hábil. Se ha adaptado bien a la ciudad y a la presencia de seres humanos, por lo que puede parecer cercano.
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Es de tamaño mediano. Dorso café, pecho y vientre amarillo, cara blanca con una línea negra que le atraviesa el rostro.
Es un cazador preciso.
Suelda crestinegra
Myiozetetes cayanensis
Tirana delicada.
Ave mediana, con el dorso café, pecho y vientre amarillo, cara blanca con una línea negra. Se diferencia del bichofué porque tiene facciones más delicadas: el pico es más corto y fino y la cabeza más pequeña y redondeada. Su canto es más delgado y melodioso.
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Cazadora hábil y silenciosa.
Azulejo
Thraupis episcopus
Del color de un cielo en verano.
Es un ave inquieta, de tamaño mediano. Es toda azul, con el dorso un poco más encendido. Gregaria; es común verla en bandadas, revoloteando y cantando entre las ramas de los árboles altos.
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Verdulejo
Thraupis palmarum
El guardián de las palmeras.
Ave mediana, de color verde oliva y alas negras. Al igual que el azulejo, es inquieto y gregario. Asociado a las palmeras que son su hogar y fuente de alimento.
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Golondrina
Pygochelidon cyanoleuca
Voladora incansable.
Ave pequeña, esbelta, de morfología delicada. Su vuelo silencioso e imperceptible parece el balanceo de una hoja al viento. Dorso azul oscuro, alas negras, pecho y vientre blancos.
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Suelen vivir en los huequitos de los tejados.
Torcaza
Zenaida auriculata
Compañía fiel.
Su presencia nos es cotidiana y, por tanto, solemos ignorarla. Pero tranquila y sosegada, sabe ser compañía silenciosa.
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Ave de tamaño mediano, de color café grisáceo y patas rojas.
Tortolita
Columbina talpacoti
Semeja las hojas de otoño.
Muy común. Compañera cotidiana de caminos y parques. Su color semeja el de las hojas secas y se camufla entre ellas.
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Es más pequeña que la Torcaza y de un café más rojizo y encendido.
Coquito
Phimosus infuscatus
Silencio negro.
Como una sombra silenciosa, camina lento y sigiloso por los pastizales.
Concentrado en el suelo, con sus patas extendidas y su pico largo, hurga en la hierba y en la tierra en busca de alimento.
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Ave grande, de color negro, con pico largo y curvo de color rosáceo, al igual que su cara y sus patas alargadas.
Canario costeño
Sicalis flaveola
Pedacito de sol.
Se suele ver en el pasto, comiendo semillas y saltando entre las hojas y las espigas, como un destello amarillo que surge de la hierba.
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Ave pequeña, de color amarillo encendido y cabeza naranja intenso. Los juveniles son de un amarillo menos intenso y con manchas grisáceas.
Periquito bronceado
Brotogeris jugularis
El del vuelo verde esmeralda.
Si al atardecer ves un árbol lleno de hojas inquietas y ruidosas, reconocerás a los periquitos.
Gregarios, vuelan en bandadas de ruidosa algarabía. Habitan palmeras y árboles altos.
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Ave mediana, de un verde intenso y un color azulado debajo de las alas.
Periquito carisucio
Eupsittula pertinax
El bulloso del barrio.
Suele surcar los cielos haciendo ruido o posarse en los alambres a formar la algarabía con sus compañeros.
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Ave mediana, de color verde y cara café grisácea. Es un poco más grande que el periquito bronceado y se le suele ver en bandadas más pequeñas, aunque igual de bullosas.
Amante de la compañía y el ruido, habita comúnmente zonas residenciales.
Lora cachetiamarilla
Amazona amazonica
Amazona citadina.
Su vuelo de alas agitadas suele rasgar el cielo de las tardes, cuando pasan en pareja o en bandada, dando alaridos que despiden el día.
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Es un ave grande, de color verde, cara amarilla y frente azul.
Es introducida. Su hábitat común es el Amazonas, pero se ha adaptado a la ciudad. Cuando está en los árboles comiendo, suele estar en silencio, pero cuando vuela lo hace emitiendo sus distinguidos gritos.
Carpintero buchipecoso
Colaptes punctigula
El del vestido de fiesta.
Sorprende a la vista cuando se deja ver, martillando y trepando los troncos de los árboles, con su plumaje festivo.
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Ave mediana, de un contundente color dorado decorado con puntos negros, cara blanca y cabeza de color rojo encendido en los machos.
Cucarachero
Troglodytes aedon
Belleza modesta.
Su canto melodioso recibe el día y despide la tarde.
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Ave pequeña y redondeada, de color café claro. Se le ve saltando entre los arbustos o en las hojarascas en busca de insectos para alimentarse.
Mielerito
Coereba flaveola
Pequeño picaflor.
Se le suele ver en las plantas florecidas bebiendo el néctar para alimentarse.
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Ave pequeña e inquieta. De dorso gris, vientre amarillo y cara blanca, con una línea negra que cruza los ojos, semejando un antifaz.
Gregaria, revolotea en manadas que emiten en coro un canto delgado y metálico.
Mayo
Turdus ignobilis
El que ama y canta en mayo.
Su nombre se debe a que, especialmente en el mes de mayo, se escucha su canto que entona para aparearse.
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Pájaro mediano, de color café oscuro. Altivo, curioso y saltarín. Se le ve en los árboles buscando frutas o entre las hojarascas buscando lombrices.
Pigua
Milvago chimachima
Rapaz de ciudad.
Imponente. Delata su presencia desde las alturas con gritos fuertes e intimidantes.
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Ave grande, de color crema y dorso café oscuro. Es una de las rapaces más comunes en la ciudad. Le gusta posarse en las copas de los árboles o en edificios para acechar a sus presas.
Colibrí colirrufo
Amazilia tzacatl
Esmeralda alada.
Su presencia irisada resalta en las plantas de jardín florecidas, volando velozmente de flor en flor para alimentarse de su néctar.
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Ave pequeña, de color verde esmeralda brillante, cola y pico de color rojo cobrizo.
Manguito pechinegro
Anthracothorax nigricollis
Destello irisado.
Su presencia se deja apreciar en los jardines donde, bajo la luz, resplandece tornasolado.
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Colibrí pequeño, con pico largo que le facilita beber el néctar de las flores. El macho brilla en tonalidades verdes, azules y negras. La hembra tiene el dorso verde brillante, el pecho y el vientre blanco atravesado por una línea negra de manera vertical.
Gallinazo
Coragyps atratus
El centinela.
Su figura esbelta, de plumaje negro que reluce bajo el sol, se divisa comúnmente en los postes y copas de árboles, o surcando el cielo con su vuelo tranquilo.
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Ave grande, de color negro oscuro, cabeza y patas grises. Su importante función biológica en el control de residuos le merece un reconocimiento.
Eufonia gorgiamarilla
Euphonia laniirostris
La del canto bello.
Inquieta y sutil, aparece destellando con su amarillo vibrante en los comederos y árboles frutales.
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Ave pequeña, los machos tienen el pecho y el vientre amarillo y el dorso de color negro azulado, con una línea gruesa del mismo color que le cruza el rostro, semejando un antifaz. Las hembras son de un color amarillo menos brillante y con el dorso de un color oliva.
Su nombre viene del griego ευ=bello y phōnē=voz. La de la voz o el canto bello.
Árboles
Camarón amarillo
Pachystachys lutea
Aves que atrae: nectarívoras.
Su nombre común se debe a la forma de las inflorescencias que recuerdan la cola de un camarón.
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El nombre científico viene del griego pachystachys, que significa espiga gruesa, y del latín lutea que significa amarilla.
Corozo
Aiphanes aculeata
Aves que atrae: frugívoras.
El nombre corozo proviene posiblemente de lenguas precolombinas como el náhuatl coyolli que significa “palmera o cascabel”.
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El nombre científico viene del griego aiphanes, que significa “siempre vistoso”, y del latín aculeata que significa “con espinas”.
Totumo
Crescentia cujete
Aves que atrae: nectarívoras.
El nombre totumo tiene un probable origen chibcha y se refiere al fruto del árbol y al recipiente hecho con este fruto.
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El nombre científico viene de crescentia, que hace referencia a Pietro Crescenzi, un autor italiano del siglo XIII, y cujete que viene del nombre que recibe el fruto en Brasil.
Gualanday
Jacaranda mimosifolia
Aves que atrae: nectarívoras e insectívoras.
No está claro el origen de la palabra Gualanday. Puede provenir del tupí o el quechua.
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El nombre científico viene de la palabra Jacaranda, adaptación al latín de la palabra yakara´na en la lengua tupí-guaraní, y que significa “fragante” o “de agradable fragancia”, y del latín mimosifolia que significa “de hojas parecidas a la mimosa”.
Guayacán
Handroanthus chrysanthus
Aves que atrae: semilleras y nectarívoras.
El nombre Guayacán proviene del término waiacan utilizado por los indígenas taínos en el Caribe para denominar este árbol.
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El nombre científico viene de Handroanthus, en referencia al botánico brasileño Oswaldo Handro, y del latín chrysanthus que significa “con flores doradas”.
Guayacán rosado
Tabebuia rosea
Aves que atrae: semilleras y nectarívoras.
El nombre Guayacán proviene del término waiacan utilizado por los indígenas taínos en el Caribe para denominar este árbol.
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El nombre científico viene de la palabra tabebuia, nombre usado en Brasil para denominar la especie, y del latín rosea que significa “rosado”.
Achiote
Bixa orellana
Aves que atrae: insectívoras.
El nombre achiote viene del náhuatl achiotl que significa “tintura roja”.
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El nombre científico proviene del taíno Bixa que probablemente significa “materia colorante” y de Orellana, en referencia al explorador español Francisco de Orellana.
Cola de caballo
Rhipsalis baccifera
Aves que atrae: frugívoras
El nombre común se debe a su forma que, al ser alargada, semeja una cabellera.
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El nombre científico se deriva del griego rhips, que significa “cestería”, haciendo referencia a los tallos colgantes y delgados que recuerdan al junco, y del latín baccifera, que significa “que produce bayas”.
Achira
Canna indica
Aves que atrae: nectarívoras e insectívoras.
El nombre achira tiene origen en la lengua quechua, donde el término achuy significa “llevar algo entre los dientes o con la boca”.
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El nombre científico proviene del latín canna, que significa caña o carrizo, e indica que se refiere al origen de la planta, ya que es originaria de la India.
Yarumo
Cecropia peltata
Aves que atrae: nectarívoras e insectívoras.
El nombre común tiene raíces indígenas, probablemente arawak o muisca, aunque no se ha establecido con certeza su origen.
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El nombre científico proviene de Cecrops, en referencia al mítico rey ateniense, y del latín peltatus que significa “con forma de escudo” por las hojas que, con su pecíolo largo que las sostiene en una posición horizontal, semejan un escudo.
Casco de vaca
Bauhinia picta
Aves que atrae: nectarívoras.
El nombre común hace referencia a la forma característica de las hojas que semejan una pezuña de una vaca por estar divido en dos partes simétricas.
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El nombre científico proviene de los hermanos Bauhin, médicos y botánicos suizos del Renacimiento y del latín picta que significa “pintada” o “adornada con colores”.
Acacia amarilla
Caesalpinia pluviosa
Aves que atrae: insectívoras y nectarívoras.
El nombre común viene del griego akakía significa “la espinosa” o “la que tiene puntas”.
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El nombre científico hace referencia al botánico italiano Andrea Cesalpino, precursor de la botánica moderna, y el latín pluviosa que significa “lluvioso”, en referencia a su clima predilecto y al hecho de que florece en época de lluvias.
Carbonero
Calliandra pittieri
Aves que atrae: insectívoras
El nombre común proviene del uso tradicional de este árbol para hacer carbón vegetal.
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El nombre científico proviene del griego kallos (belleza) y andros (estambre) que significa “estambres hermosos” por sus flores vistosas, y de pittieri en referencia al botánico suizo Henri François Pittier que estudió la flora de América tropical
Cámbulo
Erythrina poeppigiana
Aves que atrae: nectarívoras y frugívoras.
El nombre común proviene del quechua k’ambu que significa “planta de gran utilidad”, debido a su importancia medicinal en las comunidades andinas.
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El nombre científico proviene del griego erythros que significa rojo, en referencia al color de las flores de muchas especies de este género, y poeppigiana en referencia al botánico alemán Ernst Gottlieb von Poeppig quien estudió la flora en América del Sur.
Guayaba
Psidium guajava
Aves que atrae: frugívoras.
El nombre común proviene de la lengua de los indígenas taínos, quienes se referían así a este fruto.
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El nombre científico proviene del griego psídion que significa “fruto redondeado” o “fruto pequeño” y del taíno guajava.
Mamoncillo
Melicoccus bijugatus
Aves que atrae: insectívoras y frugívoras.
El nombre común proviene del término “mamón” y hace referencia a la forma en la que se consume el fruto, chupando la pulpa.
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El nombre científico proviene del griego melos (manzana) y kókos (fruto, semilla), por la apariencia de su fruto, y del latín bijugatus que significa “con dos pares“, en referencia a las hojas compuestas que tienen dos pares de foliolos.
Tambor, Guapuruvu
Schizolobium parahyba
Aves que atrae: insectívoras y frugívoras.
El nombre común proviene de la lengua indígena guaraní y hace referencia al nombre de un árbol grande.
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Su nombre científico viene del griego schizo (dividir) y lobium (lóbulo), en referencia a la vaina de las semillas, que se dividen o separan en lóbulos y de la palabra parahyba de la lengua indígena Tupí y que hace referencia al río Paraíba en Brasil, donde se encuentra comúnmente esta especie. Parahyba significa “río de las aguas claras”.
Palma Rey
Archontophoenix cunninghamiana
Aves que atrae: frugívoras.
Su nombre científico proviene del griego archon (gobernante o líder) y phoenix (palmera), refiriéndose a una palmera de gran porte o imponente, considerada “rey” entre las palmas y de cunninghamiana en referencia al botánico inglés Allan Cunningham quien contribuyó al estudio de la flora australiana.
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Pitanga
Eugenia uniflora
Aves que atrae: frugívoras.
El nombre común proviene de la lengua indígena tupí y que significa fruto pequeño y redondeado de color rojo, característico de esta planta
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El nombre científico hace referencia al botánico suizo Prince Eugene of Savoy quien apoyó la investigación botánica, y el latín uniflora, refiriéndose a la flor solitaria que se encuentra en cada rama de esta planta.
Pomarrosa
Syzygium malaccense
Aves que atrae: frugívoras y nectarívoras.
El nombre común hace referencia a la forma del fruto, que se asemeja a una “poma” pequeña de color rosado.
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El nombre científico deriva del griego syzygos, que significa “unido” o “en pares”, refiriéndose a las hojas opuestas de la planta, y malaccense, en referencia a la ciudad de Malaca, en Malasia, de donde la planta es originaria.
Urapán
Fraxinus uhdei
Aves que atrae: frugívoras
Su nombre común proviene de una posible alteración del nombre de la ciudad mexicana de Uruapan, en México, donde el árbol crece de manera silvestre y abundante.
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El nombre científico proviene del latín fraxinus que significa “fresno” denominación que se le da a estos árboles, y de uhdei, en referencia al recolector de plantas alemán Carl Uhde, quien exploró México en la década de 1840.
Plátano Rosa
Musa velutina
Aves que atrae: frugívoras y nectarívoras.
El nombre común tiene un origen griego plátos, que significa “anchura”, haciendo referencia a la anchura de las hojas del árbol.
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El nombre científico proviene del término árabe mauz con el que se designa la fruta, del latín velutina que significa “aterciopelado”, haciendo referencia a la textura de los frutos.
Azuceno
Tabernaemontana litoralis
Aves que atrae: Frugívoras.
El nombre común tiene origen en la palabra árabe as-susána que significa “lirio blanco”, en referencia a la similitud de estas flores.
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El nombre científico hace referencia al botánico alemán Jakob Theodor von Bergzabern, conocido como Jacobus Theodorus Tabernaemontanus. El litoralis viene del latín que significa “costero” o “de la costa”, refiriéndose a la ubicación de la planta a menudo cerca de la costa.
Rosa de Monte
Brownea macrophylla
Aves que atrae: Nectarívoras.
El nombre común se debe a la apariencia de las flores que son grandes y se asemejan a ramilletes de rosas.
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El nombre científico hace referencia al botánico escocés John Brown, y al latín macrophylla que significa “de hojas grandes”.
Bigotillo
Caesalpinia pulcherrima
Aves que atraen: frugívoras, nectarívoras e insectívoras.
El nombre común se debe a las estructuras de las flores que semejan un bigote.
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El nombre científico Caesalpinia hace referencia al botánico italiano Andrea Caesalpino, y el latín pulcherrima que significa “la más bella” refiriéndose a la belleza de las flores de esta planta.
Árbol de Júpiter
Lagerstroemia indica
Aves que atraen: insectívoras.
Su nombre común se debe a su florecimiento veraniego, época en la que el planeta Júpiter es visible.
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El nombre científico hace referencia a Magnus von Lagerström, naturalista sueco, y el latín indica, que señala que la planta es originaria de las Indias Orientales.
Barú
Dipteryx alata
Aves que atraen: insectívoras.
El nombre común hace referencia a la forma como es nombrada comúnmente en Brasil.
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El nombre científico proviene del griego di (dos) y pterys (ala), y el latín Alata que significa ala, refiriéndose a las estructuras similares a alas en el pecíolo de las hojas.
Antología de poemas alados
Pájaro
Aparte
de todo
tiene la virtud
de volar
Gustavo Adolfo Garcés.
Quizá el último vuelo
Semeja un pedazo de cielo desgajado
atravesando el cielo
impulsado por la honda del dios de los pájaros
Pájaro borracho de nísperos y de sol
Pájaro fugitivo de los venenos industriales
No cantas pero vuelas más que el viento
Azulejo Pájaro azul y gris violeta
escondido en la afinidad
del color del infinito y su nostalgia
Raúl Gómez Jattin.
Alguien se salva por escuchar al ruiseñor
Digamos que una tarde
el ruiseñor cantó
sobre esta piedra
porque al tocarla
el tiempo no nos hiere
no todo es tuyo olvido
algo nos queda
Entre las ruinas pienso
que nunca será polvo
quien vio su vuelo
o escuchó su canto.
Giovanni Quessep.
Colibrí
El colibrí es la reacción de la naturaleza
ante lo que muere en el centro del árbol
su aleteo son trinos
para los pájaros carpinteros
que se trenzan con las hendiduras
en la madera
el colibrí es una sensación oculta
como un parpadeo bajo el agua
o una sonrisa ante la bala que te atraviesa.
Yenny León.
Silencio
Ni escribir sobre los
pájaros ni fotografiarlos.
Solo asistir a su vuelo.
Abandonar la intención
de eternizarlos en la palabra y la imagen.
Perpetuarse en la fugacidad
de su travesía por la mirada.
Callar, con las manos y con los ojos.
Callar, no para fingir el silencio que
dejan a su paso
Sino para serlo.
Bibiana Bernal
¿Dónde el olivo?
Mira a uno y otro lado
la paloma
Palos de humo
ciudades que el fuego
ha consumido
y el viento abandonado
¿Dónde el olivo?
Horacio Benavides.
10 haikús alados
- Blancos pañuelos,
cuatro gaviotas
dicen adiós al cielo.
- A ver la aurora,
por la escala del canto
sube la alondra.
- A ras del suelo,
las palomas aplauden
y alzan el vuelo.
- La golondrina
deja caer al agua
su sombra fina.
- Quillas al viento,
zarpan los alcatraces
del viejo puerto.
- Desde su jaula,
el sinsonte sin aire
su pena canta.
- El colibrí
de salto en salto
irisa todo el jardín.
- De nieve y nácar,
por el azul intacto
huye una garza.
- Dentro del bosque
afinan sus dulzainas
los ruiseñores.
- La tortolita
a mi ventana llega
desde la Umbría.
Meira del Mar.
Invasión de los bosques
Morirán los tambores,
perderán
su cuero y su sonido.
Sobre las escafandras de los buzos
crecerán las hormigas
y sus desfiles amarillos.
Los ojos de las flautas
se llenarán de insectos y de musgo
y las bocas de las trompetas
comerán tierra y alfalfares.
La ventana más alta
será alcanzada por el trueno
de las enredaderas,
que es silencioso pero agrieta
los muros y los vidrios.
Las monedas, Dios mío, las monedas
ocultarán su brillo
y serán sepultadas por los cascos
de los caballos y las cabras.
Tanto silencio, tanto
caerá sobre las orquestas,
los motores y los fusiles,
que podrán escucharse
hasta los dedos de los muertos
perdiendo sus anillos.
Entonces volveremos
a ser buenos amigos de los pájaros
y a conversar con ellos en los parques.
Habrá tiempo para sentir
el paso de la sangre por las venas
y de la lluvia por el puente
que separa al invierno del verano,
y al frío del calor.
Volveremos a ser humanos,
Dulces por dentro, tibios
Como los nidos y las cunas.
Es un sueño, es un día
que se parece al paraíso,
pero es hermoso imaginar
que los bosques ocupan las ciudades
y devuelven al hombre su inocencia
Carlos Castro Saavedra.
Gallinazos
Junto a la carroña
del perro,
dos gallinazos,
como encapuchados
de negro.
Los espanto:
su vuelo
de recios aletazos
hace sonar el aire
como una carcajada.
José Manuel Arango.
Saludo
Éste es el tiempo del año en que vienen las
golondrinas migrantes
las veraneras
Cientos y cientos atestan las cuerdas del alumbrado al atardecer
Y sus vuelos oblicuos llenan el aire
Sus gritos nerviosos llenan el aire
Hay una que pasa cerca de mí chillando y casi
roza mi hombro
Yo sé que su chillido no es un saludo
No vino de quién sabe qué clima helado para
saludarme
Tal vez chilla de gozo por el aire cálido
O de celo o de sobresalto
O simplemente porque sí
Pero yo urdo para mí el engaño de que me saluda
Con ese grito suyo desapegado y vivo
Aunque sea un saludo casual como nuestro
encuentro
O como su estar aquí a esta hora de esta tarde
O como mi propio estar aquí en este instante de
este día
José Manuel Arango.