En la voz de los libreros

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Las librerías no solo son lugares donde se compran libros: son espacios de conversación, descubrimiento y comunidad; pequeños universos donde se cuidan las palabras y se construyen relaciones entre lectores, autores y editores. Estas son algunas de las librerías que participaron en la Feria Popular Días del Libro, un evento que, más allá de ser una celebración de la lectura, se convierte en un punto de encuentro para quienes, desde distintos frentes, sostienen con pasión el ecosistema del libro en Medellín.

En un contexto donde la supervivencia de las librerías implica resistencias diarias frente a dinámicas comerciales, estas voces revelan lo que significa ser librero hoy: una labor de curaduría, diálogo y afecto. Escuchar a quienes están detrás de estos proyectos permite comprender mejor la riqueza cultural que representan y el rol fundamental que desempeñan en la circulación del pensamiento, el acceso a la literatura y la vida cultural de la ciudad.

Los libreros y libreras son parte fundamental de ese mañana que construimos desde el presente con palabras y encuentros. Son ellos quienes alimentan la esperanza de que la lectura siga siendo un acto vivo, diverso y transformador. Desde Eventos del Libro celebramos su bello oficio.

Recomendados de Bárbara:
  • El señor Pip de Lloyd Jones.

  • Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar.

  • Difícil hablar con las sombras de Clemencia Tarife.

La Hojarasca

Bárbara Lins

Cuando llegó la pandemia, la vida se me trastocó. Yo trabajaba haciendo promoción de lectura en librerías y bibliotecas, y me quedé sin contrato. Pensé: “Dios mío, ¿qué voy a hacer?”. Soy madre de tres gatos, y mi sueño siempre había sido tener una librería propia. Sentí que me iba a morir sin cumplirlo. Pero entonces me puse el propósito de aprovechar toda esa experiencia en lectura y logré hacer mi propia curaduría.

El nombre ya existía desde los años 80. Siempre decía: “El día que tenga mi librería, se va a llamar La Hojarasca”. ¿Por qué? Porque sin árboles no hay libros. Sin árboles no hay hojarasca, y esa hojarasca es la que revitaliza la tierra. Ahora estoy feliz, he logrado mi sueño. Selecciono hojas muy especiales, hojas a las que siempre debemos volver.

Cuando trabajaba en el ITM, a los jóvenes que estudiaban ciencias puras les iba metiendo literatura poco a poco. De pronto, los sorprendía: “¡Ey!, hagamos una pausa, vamos a leer un texto”. Un día llegó un estudiante de ingeniería y me dijo: “Usted es la culpable. Usted hizo lo que no pudo hacer mi madre”. Pensé: “Dios mío, ¿ahora qué hice?”. Y él siguió: “Me pusiste a leer, Bárbara, ya no puedo soltar los libros”. Esas son las cosas bellas que nos da la vida. Si volviera a nacer, si la reencarnación existe, le diría al universo que me vuelva a hacer librera y poeta.

Ícaro Libros

Carlos González

Hago parte del equipo desde hace seis años. Soy amigo de los fundadores de Ícaro, Roberto y Juan Fernando, desde hace más de 30 años. Los libros me han enseñado todo lo que sé. Son una pasión, lo son todo para mí. Gracias a ellos tengo a mis hijos, mi casa, todo. Los libros son una puerta al conocimiento, pero también una puerta a la amistad, donde uno, a través de ellos, se encuentra con sus mejores amigos. Y cuando uno está con un libro, nunca está solo. Por ejemplo, en la oficina somos cuatro, pero en realidad somos millones, porque hay muchísimos personajes con quienes aprendemos mucho.

Los clientes son maestros para nosotros. Son amigos, son hermanos. Esto es una enfermedad crónica de la que vamos a morir felices, porque los libros son pasión. Esto es pasión. Uno aprende todos los días. Cada libro que llega a mis manos, cada novedad, es un universo por explorar. Ya no me enamoro tanto de los libros en el sentido de querer tener todos. Le escribí una carta a San Pedro pidiéndole una vida para leer, pero aún no me ha contestado. Así que ahora compro poco, porque sé que no me alcanzará el tiempo para leer todo lo que tengo en casa y lo que aún me falta por comprar.

Tres recomendados de Carlos:
  • La historia del arte de E. H. Gombrich.

  • Cartas a Theo de Vincent Van Gog.

  • Las ciudades invisibles de Italo Calvino.

Tres recomendados de Luis Alberto:
  • El infinito en un junco de Irene Vallejo.

  • Los suicidas del fin del mundo de Leila Guerriero

  • El hambre de Martín Caparrós.

Palinuro Libros Leídos

Luis Alberto Arango

Lo más bello es que estás en contacto con lo que más amas. Pero fuera de eso, estás difundiendo esto, estás haciendo que la gente, por lo menos, se entretenga leyendo. No obligándolos a leer, que sería lo absurdo.

Es un oficio que, si se va a hacer bien hecho, se hace por amor. En el caso nuestro, de Libros Leídos, nunca ha sido un ejercicio económico, porque esto es de sostenimiento. Es puro cariño. Lo único que le pedimos a nuestras librerías es que se sostengan. Y de ahí, nosotros irradiar ese amor por los libros, y que la gente los lleve. Que lleve ese amor… y lea. Palinuro existe hace más de 20 años y han sido los años más felices de mi vida.

Ítaca Librería

Rodnei Cáseres

Lo más lindo de estar en el oficio del librero es la conversación. Cuando alguien te da las gracias por un libro que le recomendaste. No importa cuánto tiempo haya pasado —a veces una semana, un mes, un año o más— que te digan: “Gracias por esa recomendación de aquel día, me sirvió muchísimo”. Creo que eso es de lo más valioso de este oficio.

Con la librería llevamos tres años viniendo, pero como librero ya son siete, desde 2018. Hacemos muchas cosas. En la librería tenemos varios espacios de formación, clubes de lectura, conversatorios, lanzamientos de libros. Además, organizamos un tour de librerías en la ciudad. Llevamos a la gente no solo a conocer nuestra librería, sino muchas otras de Medellín, el oriente antioqueño y algunas de Bogotá. Siempre hemos pensado en comunidad. De hecho, donde menos gente llevo es a mi propia librería. El tour ya lleva tres años y han venido más de 1.700 personas. Me alegra mucho que la gente conozca otros espacios. Después de esos recorridos conocen la mía, pero creo que mientras más sepan qué librerías existen, más van a visitar todas, incluida la mía.

Tres recomendados de Rodnei:
  • Cabezas en la ventana. Antología de terror latinoamericano.

  • La frontera encantada de José Caputo.

  • Todo lo que en la playa de Cynan Jones.

Tres recomendados de Yeison:
  • Los ejércitos de Evelio Rosero.

  • El llano en llamas de Juan Rulfo.

  • Las uvas de la ira de John Steinbeck.

Librería Rodante Delfos

Yeison Alexander Lopera

Delfos surge hace aproximadamente ocho años, aunque llevo diez trabajando con libros. Nació con amigos, con la intención de vender libros, movernos en el ámbito de la literatura, conocer autores y darlos a conocer. Con el tiempo, ese deseo de vender libros y ser librero se ha ido refinando, pensando en qué tipo de literatura queremos ofrecer y a qué público queremos llegar. Es un amor que crece con el tiempo.

Es muy interesante porque, a medida que uno se adentra más en los libros y conoce más autores y autoras, se da cuenta de que la literatura es infinita. Siempre hay un deseo por saber y conocer más, y por descubrir qué se puede dar a conocer a las personas. Me interesa mucho identificar qué autoras y autores no están siendo leídos aquí, o son más leídos en otras partes que en estos lugares. También valoro mucho la relación con las personas, porque uno va viendo cómo cambian los intereses de las personas con respecto a las épocas. Desde que comencé a vender libros hasta ahora, especialmente en el ámbito universitario, se nota mucho el cambio en la perspectiva de la literatura y los intereses.

Bucarica Librería

Adriana Carrillo Torres

Burica Libros es el legado de mi padre, su fundador. Llevamos más de 47 años con esta librería. Cuando él me llevaba de niña, casi no me gustaba, pero me enamoré del arte de los libros a los 18 años, y ya tengo 40. Más que un negocio, es una comunidad. Nos enfocamos en libros leídos porque nos gusta la idea de que un libro pase por muchas manos.

Lo que más me gusta de ser librera es conocer a la gente, escuchar sus historias, aprender de cada persona. Cómo conectamos a través de la lectura y compartimos puntos de vista muy diferentes. Esa diversidad de pensamiento es hermosa.

A través de los clientes descubro autores, personajes, vivencias. Cada persona que llega nos cuenta que un libro, un párrafo o una frase transformó su vida. Recuerdo a una señora que me marcó mucho; me dijo que, gracias a un libro llamado Cómo sobrevivir a la muerte de un ser querido, entendió que el duelo es un proceso normal de la vida. “Hay que vivirlo, hay que sentirlo”, me dijo. La lectura la acompañó en su dolor. Eso es lo mágico de los libros.

Recomendados de Adriana:
  • El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince.

  • Lo que no tiene nombre de Piedad Bonnett.

  • La bailarina de Auschwitz de Edith Eger.

Recomendados de Alejandro y Andrés:
  • Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal.

  • Primero estaba el mar de Tomás González.

  • Como si existiese el perdón de Mariana Travacio.

Tsundoku Librería

Alejandro Diosa y Andrés Cardoso

Con esta librería llevamos dos años. Buscamos reivindicar la idea de que el librero tiene un sentido de pertenencia con su espacio. Hacemos una curaduría cuidadosa entre libros leídos y libros nuevos. Nos gustan especialmente los libros clásicos del siglo XX y la literatura escrita por mujeres. En una ocasión, conversamos con Luis Miguel Rivas y nos dijo que tener una librería era la mejor forma de fracasar. La librería no es lo más rentable, pero hay algo muy satisfactorio: que cada libro encuentre alguien que le dé un hogar. Los clientes más fieles han construido bibliotecas hermosas a partir de esta idea que tenemos: que un libro también debe encontrar un lector curioso, alguien que lo cuide y lo valore.

Esta es la primera vez que participamos en la Feria Popular Días del Libro con nuestro propio sello: Tsundoku Librería. El nombre viene de un ideograma japonés que significa, básicamente, acumular libros. Pero a esa acumulación le sumamos la idea de que a veces no tenemos la capacidad para leer todos los libros que compramos, y creemos que cada libro llega con su propio tiempo para ser leído, un tiempo que, en algún momento, llegará. Y eso nos parece muy bello.

Lectópolis

Aura Aristizábal

Hace más o menos siete años que estamos en este negocio. Lo que más me gusta de vender libros es poder recomendar un libro a quienes llegan con tantas dificultades y problemas. En el contacto con la gente uno conoce personas muy queridas. También, todos mis colegas libreros son personas maravillosas. Me encanta venir a las ferias porque siempre me encuentro con gente especial que comparte el mismo amor por los libros.

En esta Feria Popular Días del Libro conocí a una chica habitante de calle que pasó por aquí. Ella comenzó a contarme sus dificultades y yo la escuché. Hoy estoy esperando que vuelva para seguir conversando y compartirle algún libro que pueda acompañarla. Me gusta motivar a la gente, que confíe en sus propósitos. La lectura me ha enseñado eso.

Tres recomendados de Aura:
  • Cómo hacer que te pasen cosas buenas de Marian Rojas.

  • Cómo superar la depresión de Enrique Rojas.

  • Los cuatro acuerdos de Miguel Ángel Ruiz Macías.