El Hamaquero, guardián del jardín de poemas de José Manuel Arango 

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Conversamos con el gestor cultural y editor Gustavo Zuluaga, el Hamaquero, gran conocedor de la vida y obra del escritor antioqueño José Manuel Arango, quien recibirá un homenaje en la Feria Popular Días del Libro a 20 años de su partida.

En el mundo todos los días se escriben un sinfín de historias que simulan la vida de aquel famoso amigo y escudero, Sancho Panza. En Medellín, ese icónico personaje de la novela Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes, existe y se llama Gustavo Zuluaga Herrera, mejor conocido como el Hamaquero. Este hombre de unos 70 años, con vestimenta sencilla, barba larga y desaliñada, fue el gran amigo y compañero de aventuras por muchos años del poeta antioqueño, José Manuel Arango Pérez (1937-2002). 

El Hamaquero con el libro Poesía completa de José Manuel Arango.

En medio del bullicio y el corre y corre de los cientos de personas que transitan por el Pasaje La Bastilla, en uno de los pasillos del Centro Comercial del Libro y la Cultura, está el librero y vendedor de libros el Hamaquero. Él mismo se define como el testamentario de la historia del escritor antioqueño, luego de su fallecimiento en 2002. Este año, en el marco de la edición 16 de la Feria Popular Días del Libro, que organiza Eventos del Libro de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín se le hará un homenaje a José Manuel Arango por su fallecimiento hace 20 años.

Precisamente, el gestor cultural, vendedor de libros y editor Gustavo Zuluaga estará presente en una de las Charlas de la Tarde al lado del escritor Víctor Bustamante y la poetisa Marta Quiñónez para compartir con el público detalles de la vida y obra del poeta, traductor y ensayista colombiano quien dejó huella por más de 40 años. Fue reconocido por su poesía erótica y sus traducciones de tres poetas norteamericanos: Whitman, Dickinson y Williams. En 1967 se vinculó como instructor de tiempo completo a la Universidad de Antioquia donde fue profesor de Lógica Simbólica en la Facultad de Filosofía.

“Cuando José Manuel murió yo quedé encargado de ser como el albacea de su obra y vida, mantener viva la imagen de él y sus poemas, de dar a conocer a José Manuel en todas partes y continuar con ese legado. Yo soy el promotor de su obra, así como el jefe de prensa y sobre todo su gran amigo. Creo que a José Manuel hace falta difundirlo mucho más”, manifestó sin titubear el Hamaquero.

Fue en la Universidad de Antioquia donde él coincidió con el autor de Este lugar de la noche. Este encuentro fue gracias al escritor, director y guionista de cine Víctor Gaviria quien se lo presentó mientras Gustavo Zuluaga trabajaba en el área de encuadernación de la biblioteca del Alma Máter. Para ese momento, él era un gran admirador de los trabajos poéticos y literarios de José Manuel Arango. Recuerda el Hamaquero que comenzó a hacer una antología de los textos del poeta y le pidieron que le presentara su trabajo. Recuerda cómo fue ese encuentro:

“Yo conocí a José Manuel y quedé fascinado con él y hasta me aconsejó: ¿Oíste para qué estás haciendo esa antología? Y yo le respondí que me gustaba mucho la poesía de él. Y me preguntó qué si no era una bobada que yo hiciera eso. A mí me encantaba eso, él mismo no creía en su poesía. A partir de ese momento, nos hicimos amigos”. El vendedor de libros añadió: “A mí me dio miedo perder todo ese encanto que tenía, toda esa admiración, me daba miedo que la perdiera cuando lo conociera y sucedió todo lo contrario”.

El Hamaquero por el Pasaje La Bastilla.

De hecho, dentro de las anécdotas de estos dos amigos hay un acontecimiento muy significativo que demuestra el poder de la amistad. Gustavo Zuluaga recuerda con nostalgia que luego de 17 años de estar en la biblioteca de la U. de A., se quedó sin trabajo. Ante la compleja situación que pasaba el Hamaquero apareció José Manuel para extenderle una mano y apoyarlo. El poeta originario de El Carmen de Viboral le prometió a su amigo que le ayudaría a pagar un arriendo, al igual que los otros gastos de los servicios públicos. Ese espacio con los años se convertiría en el reconocido Este lugar de la noche, un sitio cultural y literario muy cerca de la Universidad de Antioquia que fue muy frecuentado por escritores, editores, libreros y gestores culturales, entre otros amantes de la literatura. El Hamaquero aprovecha para especificar que esta librería desapareció después de 19 años, por causa de la pandemia de la covid 19.

“De pronto, por unos asuntos políticos de la universidad, me sacaron. Entonces José Manuel sufrió mucho con eso, sufría mucho por el amigo. Por ende, lo que él hizo fue ayudarme a conseguir un ‘localcito’”.

El Hamaquero describe la personalidad de José Manuel Arango como algo parca, discreta, muchas veces quería ser una sombra o pasar desapercibido. Sin embargo, enfatiza que el potencial del poeta está en sus palabras y letras, que permiten al lector transportarse a escenarios imaginarios que se describen de forma práctica y concreta a través de sus poemas.

En los años sesenta, el poeta y traductor antioqueño se fue a estudiar una maestría en Literatura y Filosofía en la Universidad de West Virginia. Allá aprendió sobre la corriente literaria imagismo donde participó el reconocido poeta estadounidense Ezra Pound. Este tipo de poemas tiene un concepto muy similar al haikú de Japón, que consiste en un texto breve, compuesto por tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente; la métrica no siempre suele ser tan fija y no presenta rima de ningún tipo. Para dar un ejemplo, el Hamaquero declamó un poema tipo haikuista:

“La noche, como un animal

dejó su vaho en mi ventana

por entre las agujas del frío

miro los árboles

y en el empañado cristal

con el índice, escribo

esta efímera palabra”.

Escritura-Este lugar de la noche (1973)

De repente, en medio de la conversación, el Hamaquero explicó con palabras llenas de orgullo: “Él tenía mucho de lo que hacen los haikuistas, con tres o 15 palabras creaba un universo. José Manuel pretendía hacer lo mismo sin conocer el haikú, quería decir muchas cosas en tres líneas”. Y anotó enfáticamente: “Es de las cosas más maravillosas de él”. Luego, Gustavo Zuluaga se acomodó en su silla y estiró sus brazos, para sacar el libro póstumo que editó con los poemas de José Manuel Arango y vuelve a leer:

“ante el obstinado embate del pájaro

contra el cielo falso de la vidriera

no cabe

ironía”.

Ironía-Este lugar de la noche (1973)

Cortesía Valhalla Producciones

Asimismo, para el gestor cultural de las obras de Arango Pérez, sus dos mejores trabajos literarios están reflejados en Este lugar de la noche que se publicó en 1973 y en Signos de 1978. “Yo considero que en esos dos libros está lo mejor de él, o sea que hay está la idea de que, si un poeta escribe 20 buenos poemas, se ha salvado, y José Manuel tiene 30 o 35 poemas buenos. Ya después destacan otros títulos como Cantiga (1987) y Montañas (1995)”, aseguró con nostalgia el Hamaquero.

Gustavo Zuluaga Herrera, mejor conocido como el Hamaquero.

Por otro lado, a José Manuel en el ambiente literario se le conoce con el seudónimo “La humildad del jardinero”. Es precisamente, dentro de sus textos poéticos donde él tenía una obsesión por todo aquello que estuviera relacionado con la naturaleza, especialmente los árboles y pájaros. El Hamaquero anota que estos aspectos fueron motivo suficiente para que el poeta antioqueño evocara su creatividad por la fauna silvestre y principalmente su admiración profunda por los yarumos blancos.

“Me acuerdo de que una vez nos fuimos a comprar a un vivero dos yarumos blancos y chiquiticos, yo le ayudé a sembrarlos. Se me salen las lágrimas cuando paso por allá y encuentro esos árboles ya grandísimos, y a José Manuel no le tocó verlos”. Y agregó: “Al final él quería ser un jardinero”.

¿Quemarlos o editarlos?

Una de las figuras preponderantes dentro de la vida del autor y poeta fue su esposa Clara. El Hamaquero indica que justamente ella era esa esencia donde José Manuel se inspiraba para escribir sus poemas. “Clarita fue la mujer que lo acompañó a él toda su vida, fue la inspiración para sus poemas eróticos que son muy bonitos. Era una mujer, lo más parecido a una campesina. Ella lo acompañaba en todo momento”. Después, agrega que al morir José Manuel, la esposa no sabía qué hacer con todos las obras del autor, ella pensaba quemar todos esos textos literarios como lo deseó José Manuel, sin embargo, delegó la decisión a sus amigos más cercanos.

“Y nos preguntó: ¿Los quemo o los editamos? Y yo decidí que era mejor editarlos y de ahí salieron los poemas póstumos. Si no hubiera sido por mí y los otros amigos, se hubiera quemado todo”, expresó el vendedor de libros.

En conclusión, para el Hamaquero lo más importante es mantener en la historia presente y futura el legado de José Manuel Arango, ese se ha convertido en el motor de su vida. Por eso, para este Sancho Panza en versión paisa, divulgar los poemas del “Humilde jardinero” es su principal motivo para enamorar a las nuevas generaciones.

Fotografía: TSM Noticias.

En la actualidad, este gestor cultural y librero hace un loable homenaje a su amigo a través del encuentro literario El Hamaquero y la tertulia del poeta, también con la publicación del libro póstumo Poesía completa de José Manuel Arango donde hizo parte del concejo editorial. El Hamaquero indica con orgullo que tiene una pintura que mandó a hacer con la imagen del poeta antioqueño, la cual está en el medio de su casa y se ha convertido en su santo santuario del día a día.

No te pierdas la Charlas de la Tarde de Días del Libro “Y de la tierra de nadie del sueño/ regresas al mundo”, el sábado 11 de junio a las 12:00 m. en el Auditorio Torre de la Memoria.
Hablaremos de la vida y obra del poeta José Manuel Arango. El escritor Víctor Bustamante y el gestor cultural y editor Gustavo Zuluaga (el Hamaquero) conversan con la poeta Marta Quiñónez.