Todo en Sara es de color azul. Sus ojos, sus uñas, la camisa que lleva puesta. La portada de su libro, y las ilustraciones, los poemas y las letras de las canciones que contiene. También el lapicero con el que lo firma cuando se lo piden. El tiempo no sabe dónde estoy es su primera publicación, editado por la editorial independiente Gallina ciega y presentado en la 18.a Fiesta del Libro y la Cultura. El libro no puede ser más parecido a lo que Sara es como artista: una que canta, compone, escribe y dibuja.
Decir que este es un cancionero sería una generalización que no le hace honor. En la dedicatoria que aparece al inicio se lee: “Los días se vuelven dibujos / y las palabras / una manera de estar / en este mundo”. Luego dice: “Dibujo para no borrar quien soy / Canto para no olvidarme”. Poesía, música y gráfica se unen de manera orgánica y armónica para componer este canto de 102 páginas: las ilustraciones en el libro son mucho más que acompañantes de los versos, son tan importantes como ellos aportando una dimensión visual que intensifica el significado de cada palabra.
En total son sesenta y ocho dibujos. Sara cuenta que en 2022 se trazó, como propósito de año nuevo, hacer un dibujo diario. “Venía de un momento difícil, de una ruptura amorosa muy dolorosa, y necesitaba algo que me volviera a reconstruir. Aunque me gusta mucho dibujar, no sabía qué. Tenía miedo, no quería que mis dibujos quedaran mal”, dice.
Con esa idea le quería hacer jaque a varios problemas que habían surgido dentro de sus procesos creativos: el deseo de perfección, la necesidad de terminarlo todo rápido, el dejar de disfrutar lo que hacía por estar pensando en si eso le podía o no gustar a alguien. Entonces fue a la papelería y compró unas fichas bibliográficas. Ese formato le recordaba a los tiempos en los que estaba en el colegio y dibujaba por puro placer, porque sí.
El resultado: más de 200 dibujos. Unos simples como tres plátanos o una cesta de naranjas. Otros más dicientes como un hombre que toma una copa en un bar mientras le sale una lagrimita, y en una nube de diálogo dice “me la dedico”. En muchos aparecen personas como haciendo nada; la idea de “no hacer nada también es hacer algo”, es transversal en ellos. Pero todos los dibujos, sin excepción, fueron realizados para enfrentar esa hoja en blanco (o en azul, o en amarillo, o en rosado según el color de la ficha). Y ante la duda, ante el no-tengo-nada-qué-decir-hoy, dejar que la respuesta surja sin pretensiones.
Durante el Adopta a un autor al que fue invitada habló con los estudiantes de noveno, décimo y once de la I.E. El Diamante, precisamente sobre eso: ¿cómo vencer el miedo? De ese encuentro salieron valiosas reflexiones para todos aquellos, sean jóvenes o no, que tienen el impulso de crear y todavía no saben por dónde empezar. Los mismos chicos y chicas fueron quienes llevaron el hilo de la conversación haciendo las preguntas.
¿Siempre estuviste segura de que querías escribir o te costó mucho empezar?
El material que compone este libro no se creó pensando en que se iba a volver uno. Por un lado estaba la música, que es mi foco principal porque es lo que más me permite conocerme y expresarme, y por el otro lado estuvieron los poemas. La música es una manera de poesía y de escritura, pero es diferente cuando cantamos o pensamos la escritura para cantarla, y es diferente también cuando la escribimos pensando en leerla. Entonces yo quería explorar un poco más esa escritura desde lo hablado. Tuve la fortuna de participar en un taller de escritura con Manuela Gómez. Escribíamos, nos escuchábamos y leíamos muchísimo. Y los dibujos… A mí me encanta dibujar, pienso que ese es el espacio más libre para crear, imaginar y soltarnos. Ahí creo que no hay límites de nada. En 2022 quise verlo como un propósito de año nuevo porque estaba muy triste; pero no sabía qué quería expresar; además quería que los dibujos quedaran perfectos. Creo que ese no puede ser el punto de partida, sino que en el proceso hay que ir encontrando las respuestas y los resultados. Más allá de la finalidad, es encontrar la manera de disfrutar del proceso.
Uno a veces se preocupa mucho porque las cosas salgan perfectas. Pero en el arte se busca más la expresión que la perfección.
Dicen que la perfección es enemiga de lo bueno. Más allá de querer ser perfectos, tenemos que ser auténticos. Muchas veces, creo, nos da miedo hacer las cosas y mostrarlas pensando en qué van a decir los demás, y eso es imposible de controlar, en qué van a pensar los demás de mí. Y eso es imposible de controlar, y lo que no está en las manos de uno es mejor soltarlo. Con este ejercicio del diario-dibujo, no me propuse hacer algo súper elaborado. Incluso hay unos dibujos que no tienen mucho sentido; creo que también, a la hora de crear y expresarnos, el sinsentido es permitido. Y lo hice en fichas bibliográficas que me gustan mucho, porque es un formato pequeño, y no me da tanto miedo.
¿Qué te motiva a escribir?
Me motivan mis amigos, el amor, el desamor, y lo que experimento en el mundo. Yo creo que todos tenemos cosas para expresar y cosas que queremos entender, que a veces también son difíciles de sacar, y pienso que el arte, la escritura, el dibujo, la poesía y la música también son maneras como de estarme preguntando y descifrar mis emociones. También me inspira mucho la naturaleza, la gente en la calle; me gusta mucho estar por ahí curioseando en los buses, en el metro, en el centro; ver viejitos, ver vendedores ambulantes, ver las frutas, los colores, el cielo, el canto de las aves, los palos de mango. A la final todo está conectado, como es afuera es adentro.
En ustedes surgen muchas preguntas en este momento: preguntarse quiénes son, qué quieren hacer, qué no quieren hacer, qué viene de aquí al salir del colegio. Pero más que verlo como un problema y quedarse ahí dando vueltas en esa incertidumbre —porque la vida está llena también de duda y de incertidumbre—, es buscar qué cosas nos pueden conectar y mantenernos en esa búsqueda constante de todo: de la claridad, de la verdad. Y el arte es lo que creo que a mí me ha ayudado y salvado. En el arte la tristeza, las dudas, el miedo, la pereza y la soledad de la adolescencia encuentran un camino. Volver el dolor un talismán, como dicen. Que todas esas emociones sean un punto para conocerse y para construirse.
Cuando escribe, ¿qué sentimiento usa más?
El sentimiento que más me inspira es el desamor. Es curioso porque creo que uno siempre está buscando sosiego y cosas que lo pongan feliz y contento, y eso está muy bien, no digo que no. Pero creo que la literatura y la música que más me inspiran, y el movimiento que más me inspira a crear, es tal vez el desamor. Los sentimientos más dolorosos o tristes, por así decirlo, son los que más me revuelcan por dentro. Y en ese revoltijo, el arte y la creación son lo que me permiten salir de ahí. Entonces, para bien o para mal, estar despechado me ayuda a crear. Incluso hay algo lindo: acá, en el libro, van a encontrar un QR en el interior, y si lo escanean, les abrirá una lista de reproducción con algunas canciones incluidas en el libro. Por lo general, todas las canciones son de desamor. Pero ánimo, que como a uno le duele, ya después se le pasa, la vida sigue y uno se vuelve a enamorar y otra vez se vuelve a desenamorar.
¿Qué consideras que es algo que a veces no te deja abrirte, que te retiene para expresar lo que sientes?
Hay un gran componente que es el miedo a entender y aceptar lo que uno está sintiendo, porque a veces nos da mucho miedo aceptar o sacar lo que en el fondo sabemos. También creo que esa búsqueda de la perfección o de encontrar resultados inmediatos es otro gran enemigo a la hora de empezar. Queremos que todo se resuelva de una. Queremos preguntarle a Google y que inmediatamente todo esté resuelto, que todos los problemas se solucionen rápido. Y creo que no, no todo es así de sencillo. Hay cosas que toman tiempo, y es algo que me gustaría que consideraran. Han crecido en un momento de la humanidad en que todo es muy rápido. Todo es “para ya”, todo es “pin pan”. Queremos acortar todos los procesos, que todo sea “tin tin”, y la vida no es así. Si uno piensa en el ciclo de un árbol, el árbol no crece de la noche a la mañana, se demora, y ahí sigue. Cada vez va cambiando, creciendo más. Van llegando frutos, pájaros, lluvias, plagas… de todo. Creo que esas dos cosas, el miedo y la búsqueda de la perfección, se pueden vencer. A la final, si uno tiene confianza y seguridad en lo que quiere hacer y lo expresa desde el corazón, eso está vivo. Si hay un deseo profundo de hacerlo, háganlo. No importa cómo, para quién ni de qué manera lo hagan, pero intenten hacerlo, busquen la manera de lograrlo.
¿Qué le dirías a la Sara de 16 años, la que estaba a punto de graduarse del colegio?
Le diría que eligió bien. El arte siempre estuvo muy presente en mi vida y siempre fue como un deseo latente. También creo que tuve la fortuna de contar con el apoyo de mi familia, de mis papás; nunca me dijeron “¿eso para qué?”. Le diría que qué bueno que fue consistente y segura en la decisión que tomó de estudiar música y de estudiar canto y que, si supiera que estoy aquí, estaría muy feliz. Esto me parece hermoso, estaba muy contenta de venir donde ustedes. Este proyecto de Adopta a un autor es un espacio de intercambio muy especial con todos ustedes. El hecho de estar aquí, visitándolos, conociendo su colegio, viéndolos interactuar, imaginándome cómo son ustedes, cómo son sus vidas, qué hacen, qué quieren hacer, me parece precioso. Creo que puede ser una buena experiencia para ustedes, porque está pensada para que, de alguna manera, se inspiren y se animen a empezar a crear sin miedo sus propias cosas.
3 poemas recomendados por Sara
El ocaso del siglo
Por: Wisława Szymborska
Nuestro siglo XX iba a ser mejor que los pasados.
Ya no podrá demostrarlo,
tiene los años contados,
titubeante el paso,
fatigada la respiración.
Ya han sucedido demasiadas cosas
que no debían haber pasado
y lo que tenía que pasar
no ha pasado.
Teníamos que estar, entre otras cosas,
ante la primavera y la felicidad.
El miedo tenía que dejar las montañas y los valles.
La verdad, antes que la mentira,
tenía que llegar a la meta.
Ciertas desgracias no iban
a suceder más:
por ejemplo, la guerra,
y el hambre, y tantas otras cosas.
Se iba a valorar
la indefensión de los indefensos,
la confianza y ese tipo de cosas.
Quien quisiera alegrarse del mundo
se encuentra ahora
ante una misión imposible.
La estupidez no es graciosa.
La sabiduría no es alegre.
La esperanza
ya no es, por desgracia, esa muchacha joven,
etcétera.
Dios iba al fin a creer en un hombre
bueno y fuerte,
pero el bueno y el fuerte
siguen siendo dos hombres diferentes.
Cómo vivir, me preguntó en una carta alguien
a quien yo tenía la intención de preguntarle
lo mismo.
Una vez más y como siempre,
como se ve más arriba,
no hay preguntas más urgentes
que las preguntas ingenuas.
La buena vida
Por: Mark Strand
Estás parado junto a la ventana. Afuera hay una nube de vidrio que parece un corazón. Los suspiros del viento son como cuevas entre tus palabras. Sos el fantasma en ese árbol de afuera.
La calle está en silencio. El tiempo, de la misma manera en que el mañana y que tu vida, parcialmente está acá, parcialmente en el aire. No podés hacer nada.
La buena vida llega sin aviso: erosiona los climas de la desesperación y se presenta, a pie, de incógnito, sin ofrecerte nada, y vos estás ahí.
13. (Poemas de amor)
Por: Darío Jaramillo Agudelo
Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original —contigo mismo—.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.