La mejor forma de empezar a escribir es atreviéndose a contar historias, sin miedo y con mucha imaginación. En el Primer Festival del Libro Infantil de Medellín, celebramos a quienes ya dieron ese primer paso: niñas y niños que inventaron personajes, crearon mundos y escribieron relatos que los llevaron a ganar concursos literarios.
Las autoras y autores de estos cuentos ganadores se reunieron en el Festival para hablar sobre cómo nacieron sus historias, qué los inspiró y cómo se sintieron al recibir sus premios. Cada uno ha encontrado su propia forma de escribir: algunos pueden hacerlo con ruido, otros necesitan estar en total silencio. Hay quienes escriben con lápiz en sus libretas y quienes prefieren teclear en sus computadores. Unos no muestran sus textos hasta que están listos, mientras que otros los comparten antes de terminarlos para escuchar opiniones de amigos, profes, mamás y papás.
Escuchar sus experiencias fue una oportunidad única para descubrir cómo las niñas y los niños ven el mundo, también para aprender de ellos. Este es un juego que se toman muy en serio, y en el camino han hecho grandes hallazgos. Por ejemplo Antonia, una de las niñas invitadas, dijo que para escribir es necesario que “una bolsa de plástico volando en el viento no sea solo una bolsa de plástico volando en el viento. Hay que hacer buenas preguntas. ¿A dónde irá esa bolsa? Y ahí empezar a imaginar”.
Las palabras de Leonardo Manrique, promotor de lectura que acompañó la conversación, resumieron con belleza el encuentro con las niñas y los niños: “Fue como escuchar a una Piedad Bonnett o a un Juan Gabriel Vásquez hablar de su proceso de creación. Tienen muy claro en la mente el oficio de escribir”.
Matías López Cartagena
Segundo puesto categoría infantil. Concurso Medellín en 100 palabras 2024.
Matías tiene 13 años. Es un niño soñador que encuentra en la lectura y la escritura una forma de expresar sus sentimientos. Cursa octavo grado y su materia favorita es inglés. Hincha del Nacional, su color favorito es el verde. Disfruta jugar fútbol y pasar el tiempo en el Play con sus amigos. Cuando sea grande, Matías se imagina como un gran empresario. Por supuesto, sin dejar nunca de escribir.
La guerra de años perdidos
Hace diez mil años, el Clan Contaminación y el Clan Reciclaje vivían en total paz. El medioambiente no estaba contaminado, pero la avaricia llevó al Clan Contaminación a atacar la tierra del Clan Reciclaje. Empezó una gran guerra que todavía se lleva a cabo. De momento, el Clan Contaminación va ganando. La tierra del Clan Reciclaje ha prevalecido hasta hoy, pero en mínimas condiciones. Miles de lugares han desaparecido sin dejar rastro, otros son destruidos y, su gran aliado, la Capa de Ozono, está muriendo. Aún continúa esta guerra. Elige tu clan ahora.
Gabriela Serna Gómez
Primer puesto en la categoría infantil. Concurso Historias del Barrio 2024.
Gabriela tiene 10 años y un montón de sueños por cumplir. Ama el color verde y disfruta mucho las clases de matemáticas y español. En su tiempo libre le encanta bailar, leer y escribir cuentos. Su comida favorita es el sudado de pollo, y cuando sea grande quiere ser bailarina profesional.
Los Graffittis
Me acuerdo cuando era pequeño, había grafitis por todo el barrio, pero los que más me llamaban la atención eran los de la Biblioteca “Gabriel García Márquez” en el Doce de Octubre. Me encantaba ir, pero un día los grafitis tomaron vida, me di cuenta que habían más grafitis que antes. Al llegar a la casa prendimos la tele y en las noticias apareció que todas las personas que entraban se convertían en grafitis para siempre, eso no me gustó así que me decidí jamás ir a la biblioteca ya que tenía miedo.
Cuatro años después decidí ir de nuevo a la biblioteca, vi un portal y decidí introducirme y de repente estaba atrapada en la pared como un grafiti ¡Era hermoso! Pero seguía asustada yo gritaba ¡Auxilio! Pero nadie me escuchaba, me puse a llorar y llovió, me puse feliz e hizo sol. Me di cuenta que yo controlaba el clima y me nombré el quinto espíritu me parecía bonito, pero seguía atrapada (Por cierto, me llamo Gaby) pero de repente descubrí la salida y al salir tenía el poder de controlar el clima podía volar eso es increíble me asusté y me di cuenta que era solo un sueño.
Jerónimo Betancur Garzón
Primer puesto categoría infantil. Concurso Antioquia Reimaginada.
Jerónimo tiene 14 años. Es un apasionado de la programación, el desarrollo de software y la inteligencia artificial. Disfruta leer, escribir, tocar instrumentos de cuerda pulsada y aprender nuevos idiomas. Ha participado en espacios como el Consejo Departamental de Niños, Niñas y Adolescentes y el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes de Oriente. Sus materias favoritas son la física y las matemáticas, y sueña con estudiar física teórica en el futuro.
El Café del 2040
En cada grano de café se esconden diferentes tradiciones e historias. Su magia y sabor reposan debajo de su cáscara y son un himno a las costumbres antioqueñas. Este fruto posiblemente siga representando nuestra tradición cultural que continuará siendo resguardada por las imponentes montañas del departamento. Sin embargo, si pensamos en cómo será la industria cafetera en un futuro, posiblemente sea difícil de imaginarlo con claridad. La tradición y la esencia de los antioqueños se centran en la alegría y la perseverancia, pero sobre todo en las ganas de progresar, las cuales hacen que nuestro departamento crezca y siga creciendo. Nuestra historia empieza desde un pequeño árbol de café que habitaba en una de las imponentes montañas, al lado de muchos, muchísimos arbolitos más. Este era muy singular y diferente, puesto que era una especie particular de café. Cierto día empezó a escuchar ruidos muy fuertes y sintió unos grandes temblores. Fue creciendo poco a poco y se dio cuenta de que habían construido una pequeña carretera. Esto poco le importó y siguió luchando para dar su fruto. Siguió dando y dando fruto hasta que cierto día un pequeño cucarachero se sentó en una de sus ramas. Charlaron por un muy buen rato y el cucarachero le contó todo lo increíble que ocurría a su alrededor. El arbolito de café y el cucarachero se volvieron muy buenos amigos en ese entonces. Pasaron los años y el cucarachero le contaba cómo habían empezado grandes obras y que era cada vez más frecuente ver robots en la calle. Cierto día un grupo de personas se acercaron a él con palas y una gigantesca bolsa con tierra. Lo arrancaron y lo depositaron en esta bolsa, todo esto mientras su amigo el cucarachero lo observaba. Lo montaron a un auto y lo llevaron hasta un pequeño terreno despejado, cerca de un guayabo. Los hombres inflaron un gran globo mientras el cucarachero lo observaba desde el guayabo. Finalmente, este fue levantado por el globo que decía: «El primer árbol de café en llegar al espacio.19 de abril de 2040». Este se elevó y vio todo aquello de lo que le había descrito su amigo cucarachero. Se veían grandes montañas y cultivos de café y plátano, e innumerables casas, grandes carreteras con buses de estampado con hojas y unos ríos limpios y cristalinos. En concreto, era un pedacito de cielo en la tierra.
Antonia Montoya Múnera
Mención de honor. Concurso Imágenes y Palabras, Fundación Haceb 2023.
Antonia tiene 12 años. Le gusta la historia, los gatos y la literatura de misterio. Su autor favorito es Edgar Allan Poe. Sus colores preferidos son el negro y el morado en todas sus tonalidades. Amante del rock y los superhéroes, también disfruta escribir cuentos; hasta ahora ha creado cuatro y medio (el medio sigue en proceso) y ha logrado publicar uno. Sus mejores amigas son Pauli, Valen y Hanie, y su libro favorito es Maus.
La princesa Rapuntel
Érase una vez en un reino muy tecnológico, vivía una hermosa princesa televisor con cabellos de cables largos y dorados, pero estaba capturada en una torre custodiada por malvadas aspiradoras, un día un iphone trato de rescatarla, pero se des actualizo luchando contra la bruja de la poca innovación y esta lanzo una maldición a todo el reino, ya que estos generaban adicción, los teléfonos tenían teclas, las computadoras ocupaban una casa completa, las aspiradoras se convirtieron en escobas, la princesa se convirtió en una tele barrigona y dejo de ser una Smart tv y así sucedido con todo el reino, la única forma de romper la maldición era volver a instalarle Netflix a la ya no hermosa princesa, pero ella era fuerte más fuerte que un tesla de carga, uso la antena y consigo la solución, observo a uno de los antes llamados twitter ahora convertido en paloma, monto en él y escapo hacia la gran ciudad a buscar un técnico, después de caminar mucho lo encontró y lo lograron, le instalaron Netflix, se rompió la maldición, regresaron al reino, balancearon su uso, mejoraron su utilidad, descargaron muchas aplicaciones y fueron felices por siempre y jamás.
Amy Montañez Botero
Segundo puesto categoría infantil. Concurso Nacional de Cuento Fantasías Urbanas – Biblioteca EPM 2024.
Amy tiene 10 años. Es curiosa, sociable y siempre está llena de energía. Le encanta jugar con sus amigos y perderse en las páginas de un buen libro. Entre sus favoritos está Brujas de Roald Dahl. Su color favorito es el rojo. Ama la pizza y la carne asada, y prefiere los días frescos a los calurosos. Siempre está dispuesta a hacer nuevos amigos y compartir momentos divertidos con quienes la rodean. Sueña con convertirse en médica veterinaria.
Ánimas de Medellín
Sofía vive en Medellín, desde pequeña, Sofía ha sido más observadora que el resto de los niños. Mientras la gente camino por las calles sin prisa, ella se fija en algo que los demás parecen ignorar: los habitantes de la calle. Para Sofía, estos no son solo personas olvidadas, sino almas que no se han ido del todo de la Tierra. Su mamá solía contarle que hay vida en el más allá y algunas almas se quedan aquí atrapadas, y Sofía cree que esas personas que viven en la calle pertenecen a ese lugar.
Un día, Sofía caminaba por un barrio y notó que no todos podían ver estas almas, esto despertó su curiosidad y así empezó a ver que esas personas parecían moverse entre dos mundos.
Sofía comienza a interactuar con uno de esos espíritus, un viejo que llaman Maruja, que ha estado viviendo en la calle por muchos años. A través de él, Sofía descubre que los “invisibles” son almas que vagan en este mundo, algo que los demás prefieren ignorar. Maruja le cuenta que ellos no lograron “cruzar” por completo, porque tenían penas y sueños sin cumplir que los retienen.
Sofía descubre que su mejor amiga, Valeria, también puede verlos, aunque ella nunca lo había comentado por miedo a que los demás la consideraran rara. Juntas, deciden que deben encontrar una manera de ayudar a Maruja y a los otros a librarse y dejar de vagar en este mundo.
El problema es que la ciudad de Medellín está en constante cambio y muchos lugares donde las almas vagan están siendo demolidos o convertidos en grandes edificios. Estos cambios afectan a los invisibles que no tienen a dónde ir. Sofía y Valeria creen que, si logran cumplir el mayor deseo de Maruja, podrían ayudarlo a “cruzar” y liberar su alma. Sofía descubre que el sueño de Maruja era ser escritor, un narrador de grandes historias, aquellas que hacen olvidar las tragedias y crueldades de este mundo y que siempre había querido publicar su obra, pero nunca tuvo la oportunidad.
Sofía y Valeria organizan un encuentro con Maruja y empiezan a escribir sus memorias y sus historias, a medida que Maruja va relatando sus vivencias, Maruja va liberando su dolor y empieza a desvanecerse lentamente entre las sombras y ruidos de la ciudad, agradeciendo a Sofía y Valeria por ayudarle a encontrar la paz.
Maruja cumplió su sueño e hizo dos grandes amigas, que se encargaron de hacer llegar su obra a una editorial independiente y así publicada la gran obra de Maruja “Animas de Medellín”.
Después de que Maruja desaparece, Sofía y Valeria siguen viendo a otros “invisibles” en la ciudad, pero ahora saben que no son solo almas olvidadas. Han aprendido que cada uno de ellos tiene una historia y un sueño pendiente y que la ciudad y sus habitantes los ha dejado en el exilio, que la gente prefiere ignorarlos antes que ayudarlos, para los demás ellos son un estorbo, para Sofía y Valeria son almas en pena que vagan a la espera de que un día algún ser se apiade de ellas o que los seres humanos de su mundo paralelo se acuerden de ellos y regresen a su encuentro.
María Fernanda Castro Urrea
Ganadora cuento escrito Concurso de Cuento Infantil Pedrito Botero, 2024
María Fernanda tiene 11 años. Le encanta ver series de suspenso y películas de terror, nada de eso la asusta. También disfruta bailar y sus colores favoritos son el verde, el azul y el negro. Le gusta escribir cuentos de ficción donde los objetos —como peluches y juguetes— cobran vida, siempre con un toque de comedia. Sueña con ser criminóloga, pero su plan B es convertirse en escritora de literatura infantil.
El ropero de la abuela (fragmento)
Un día, la curiosidad venció al miedo y la niña decidió abrir el armario. Para su sorpresa, no encontró ropa vieja ni zapatos polvorientos, sino un portal brillante que llevaba a otro mundo.
Sin pensarlo dos veces, saltó dentro y aterrizó en un lugar donde los dinosaurios no se habían extinguido y los extraterrestres venían de visita como si fuera un parque de atracciones.
Los dinosaurios eran enormes y tenían fiestas de té con sombreros elegantes y charlaban sobre meteoritos y moda jurásica. Los extraterrestres, por otro lado, eran los mejores DJ del universo y organizaban discotecas en las cuevas, con luces de neón y música que hacía bailar hasta a los triceratops más serios.
Pero no todo era diversión y juegos; había un misterio que nadie podía resolver: ¿por qué los calcetines habían desaparecido sin dejar rastro? La niña decidió convertirse en detective y descubrir el misterio de los calcetines perdidos. Siguiendo hilos como hilos sueltos y huellas fosilizadas, descubrió que los culpables eran unos pequeños dinosaurios traviesos que usaban los calcetines para hacerse bufandas porque tenían frío en las noches estrelladas.
Con la ayuda de los extraterrestres, la niña organizó un gran desfile de moda para mostrar las bufandas de calcetines y, así, los pequeños dinosaurios ya no tuvieron que esconderse. El pueblo celebró la solución del misterio con una gran fiesta, donde los dinosaurios servían té de meteorito y los extraterrestres mostraban sus últimos pasos de baile intergalácticos.
La niña se convirtió en la heroína del pueblo y desde ese día nadie volvió a tener miedo de abrir armarios. A así, entre risas y bailes, la niña aprendió que, incluso en los lugares más oscuros y misteriosos, siempre se puede encontrar luz y amistad. Y, por supuesto, que un buen par de calcetines puede ser el inicio de una gran aventura.