Libros Antimateria, un hogar para lectores curiosos

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Un letrero que dice “La pequeña librería de los grandes contenidos”; dos bancas azules; una vitrina con plantas, ilustraciones y libros; un perro que responde al nombre de Rulfo y hace las veces de guardián. Así luce la fachada de Libros Antimateria, un lugar extraño, caprichoso y pequeño, según cuentan sus libreros, Melissa Martínez y Johny Benjumea, o Joni B, en el mundo del cómic.

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Era marzo de 2017 cuando Melissa, física de profesión, y Joni, artista plástico y docente universitario, decidieron abrir las puertas de su propia librería. La historia no fue tan simple. Este sueño se gestó años atrás, Melissa siempre quiso tener una librería, le gustaban este tipo de espacios en los que se pudiera leer y relacionar con más personas que compartieran el mismo gusto.

Después de estar por fuera del país, Melissa tuvo el impulso de abrir una librería en formato virtual, investigar la industria en Colombia y cambiar la física por los libros. Al mismo tiempo, organizaba ferias pequeñas y se relacionaba con personas que elaboraban fanzines: “En esas conocí a Joni, fue en una exposición de cómic en Bellas Artes y nos volvimos amigos. A finales del 2016 ya estaba con ganas de montar una librería física, pero no quería hacerlo sola. Le lancé la propuesta y me dijo que sí”, cuenta Melissa.

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Joni había considerado tener una librería como un sueño romántico, que se cumpliría al final de su vida si en algún momento alcanzaba una jubilación y tuviera el suficiente dinero: “no me imaginé que fuera tan rápido (…) no iba a esperar 30 años más para hacerlo, así que acepté de una”. Ambos cuentan que buscaron locales en el centro y El Poblado. Finalmente se decidieron por Laureles, un barrio residencial que tenía movimiento continuo de transeúntes. Empezaron en un local pequeño, en el que cabían pocas personas. El inventario y los amigos crecieron, por eso decidieron mudarse al local actual, en donde ahora pueden planear más eventos.

“Desde el principio me parecía encantadora la idea de estar metido en un sitio lleno de libros, y que de alguna manera esos libros fueran míos, aunque realmente no lo son, pero digamos que me puedo imaginar que sí. Me la puedo pasar leyendo todo el día, en realidad no sucede (risas) es una ilusión testaruda. Estoy en el paraíso rodeado de libros que puedo leer en cualquier momento. La librería (Libros Antimateria) es diferente a la mayoría de librerías, lugares a los que yo quería dejar de ir”, afirma Joni después de recordar algunas malas experiencias de compra en librerías de cadena.

En Libros Antimateria hay un catálogo poco convencional, ya que para estos libreros es importante vender títulos con los que sientan afinidad, además de propiciar espacios de encuentro con los lectores, como clubes de lectura, proyección de películas, charlas y exposiciones. Su concepción de librería siempre ha contemplado la conversación, y para esto, el espacio debe ser acogedor, similar a la sala de una casa.

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Los temas que se encuentran en la tienda van desde literatura, filosofía, feminismo y poesía, hasta libros infantiles, novela gráfica y cómic. Melissa y Joni quisieran tener más cómics, pero reconocen las dificultades de acceso: “Tenemos un mueblecito, pero lo que hay allí es escogido con mucho cariño. Nos interesa tener una colección de cosas para aprender, ver autores importantes y que nutran el aspecto intelectual del género”, dice Joni.

Cuando se le pregunta a Melissa sobre su oficio como librera, comenta que le gustaría lograr percibir los gustos de las personas con pocas preguntas, asemejarse a Luis Alberto Arango de Palinuro: “… él sabe mucho, es adorable”. Para quienes se dedican a este oficio, la capacidad para conversar y escuchar se vuelve vital, ofrecer varias opciones y recibir recomendaciones de los visitantes es un ejercicio enriquecedor y necesario.

Libros Antimateria cuenta ya con varios visitantes asiduos, que con el tiempo se han vuelto amigos: “La primera semana que abrimos en el local antiguo, el segundo o tercer día se aparece un tipo en pijama, con gafitas, un perro peludo y una copita de vino en la mano y pregunta: ‘¿esto es una librería?’. Era el profesor Juan Guillermo Gómez. Se compra dos libros y encarga uno, nos hace recomendaciones de libros… se volvió muy buen amigo, nos ha invitado a su casa”.

A futuro, les gustaría ser una editorial, una labor que requiere valentía, pero que poco a poco han ido experimentando. Por ahora, Antimateria seguirá siendo ese lugar para los lectores de lo curioso, que disfrutan espacios no convencionales para perderse en nuevas aventuras.

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