Salón Iberoamericano del Libro Universitario
Desde hace algunos años el deseo por destacar la importante e incansable tarea de instituciones educativas superiores en la generación de ideas, es cada vez más ineludible para la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, evento y celebración en torno a la palabra que no descree de la educación como motor de cambio y generador de cultura ciudadana a través del diálogo de saberes.
Es tan cierto y contundente que por primera vez se realizará el Salón Iberoamericano del Libro Universitario en el que será posible la instauración de un escenario que comprenderá cerca de 4.000 títulos distribuidos por áreas del conocimiento (Estudios literarios, Derecho, Historia, Comunicaciones, Artes, Filosofía, etc.), y provenientes de más de 80 fondos editoriales universitarios de España, México, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Colombia.
Las universidades que hacen en conjunto con la Fiesta del libro y la cultura este proyecto son el Instituto Tecnológico Metropolitano, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad de Antioquia, la Universidad Autónoma Latinoamericana UNAULA, el CES, la Escuela de Ingeniería de Antioquia, la Universidad Nacional sede Medellín, la Universidad de Medellín, la Corporación Universitaria Lasallista y la Universidad EAFIT. Estas entidades son las mismas que hacen posible la Colección Bicentenario de Antioquia, que está por superar los cien títulos.
Para nadie es un secreto que con la crisis de muchas editoriales, los fondos universitarios se convirtieron en la plataforma de publicación y en la ventana de exhibición haciendo una suerte de resistencia, incluso dándole cabida a autores que en su momento no fueron tenidos en cuenta por editoriales comerciales de largo tiraje. Es este el caso de Tomás González o de Pablo Montoya, hoy escritores respetados por obras que gozan de reconocimiento y con las cuales han sido merecedores de premios de categoría internacional.
También es claro que para que esto fuera posible, se precisaba de cabezas dentro de dichos fondos dispuestas a creer en el talento de plumas que en un principio ignoraban convertirse en lo que son ahora y, además, comprometidos con la pluralidad y la inclusión, si se quiere, en términos de producción literaria. Es por esto que buena parte de lo que se verá en este salón tiene que ver con esa oportuna convivencia entre la rigurosidad de la investigación y lo sensacional de la inventiva.
Valga decir que a lo anterior se suman los rescates literarios como ocurrió con Fernando González con los cuadernos que el Fondo Editorial de la Universidad EAFIT ha publicado -bellísimos- y que además algunos títulos cuentan con más de tres tirajes, lo cual demuestra que no es una tarea inútil, sino todo lo contrario.
El tema de la traducción también será protagonista, pues bien es sabido que despierta interés en quienes reconocen que esta tarea supone interpretación amén del dominio de otro idioma, sin dejar a un lado que se entretejen apreciaciones estéticas en la traslación de uno ajeno al propio, según sea la cultura.
Este salón tendrá una programación dirigida a todo el público, donde conversaciones como Einsten está vivo, para periodistas científicos o La vida tal como es, para periodistas en formación, proporcionarán elementos de reflexión pertinentes.
Poner en el mismo renglón a las universidades, a los libros y a la ciudad, favorece una comprensión de lo académico no como un eslabón para eruditos que se esconden, sino como un estribo en el que la cátedra es lo opuesto a la doctrina. Sin un espacio para ella habría un montón, miles y miles de libros, que jamás habrían salido a la luz, pero, sobre todo, una cantidad considerable de conversaciones en búsqueda de reflexión que no habrían tenido lugar.