Leí que las ideas son como abejas: encuentran donde anclar su aguijón y sin saberlo dejan de existir. Muere la magia. Aquí, sin embargo, las ideas son abejas con suerte: llegan a la cabeza de Dulfay, revolotean sin afán, pero con propósito: van de aquí para allá despertando experiencias, creando conexiones, y cuando están listas no mueren. Se anclan al Nido. Sí, al Nido. Uno que no es para pájaros, sino para ideas. Es un espacio donde ocurren cosas, donde las abejas con suerte que vienen de mentes diferentes encuentran un hogar común y se aferran a él. Eso es Nido, el taller creativo de Dulfay, donde coinciden personas listas para darle nacimiento a las ideas.
Al culminar el colegio, Dulfay comenzó a realizar trabajos creativos por encargo para instituciones, personas o quien requiriera sus servicios. Cualquier día del año 2000, le pidieron una cartelera para la Casa de la Cultura de Pedregal, allí se encontró, por cosas del azar, con el taller de un viejo amigo que trabajaba con madera.
En este lugar, sin tener mayor conocimiento de herramientas ni materiales, desarmó por completo un portaminas metálico, cambió toda su estructura externa por madera y le agregó ilustraciones. En ese entonces tenía 20 años y no se imaginaba que serían los inicios de Nido Diseño, taller que combina técnicas y materiales para la creación de artesanías únicas con un enfoque literario, basado en la obra y la temática propuesta cada año por los Eventos del Libro.
Al identificar su talento, su amigo le propuso salir a vender sus creaciones en el mercado Sanalejo, al lado de él. Esta experiencia le permitió aprender y entender que el principal interés de quienes admiraban su trabajo estaba en los lápices, los portaminas y separadores; así que su deseo de hacer todo el tiempo cosas nuevas, y las necesidades de su público, lo fueron guiando para mejorar el sistema de lo que ya había creado y enfocarse en la línea de escritorio.
Pero tenía pocas herramientas para empezar a trabajar madera, así que le compró a un vecino un taladro y una sierra por $20.000 y se organizó en un pequeño espacio en el fondo de su casa, siempre con el apoyo de la familia que confió en su talento y en lo que podía lograr como artesano de la ciudad de Medellín, así que lo dejaron tranquilo para desarrollar sus productos e incluso recibió aporte económico por parte de ellos.
El panorama no siempre estuvo tan claro para Dulfay, durante un tiempo, con un dinero que le brindó una prima, dejó a un lado “Creando artesanías”, nombre con el que inició Nido Diseño, y se dedicó a montar un proyecto de estampación, pero poco a poco fue entendiendo que ese no era el camino. También trabajó en la industria desarrollando tonos en laboratorio, pero encontró el límite, pues ya se había aprendido los sistemas y el código. Después de estas dos experiencias ratificó que quería dedicar su vida a “Creando artesanías”.
Una vez enfocado en su taller creativo, comenzó a participar en diferentes ferias de la ciudad. En 2010 llegó a él, por casualidad, María Teresa Jiménez de la Alcaldía de Medellín, invitándolo a participar de la Fiesta del Libro y la Cultura para compartir estand con otros dos expositores. Esa experiencia lo marcó, porque nunca se había enfrentado a un evento tan grande y comprendió que aún no tenía una línea clara que aludiera a la literatura.
Sin embargo, fue exitosa su participación, así que para el 2011 lo llamaron y le preguntaron si era capaz de llenar un estand él solo; aunque con incertidumbre y mucho miedo, confirmó que lo haría. En ese entonces unos estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana, como un proyecto de clase, estaban apoyando a Dulfay para el mejoramiento de procesos en su taller, así que en medio de la conversación con los universitarios propusieron reunir artesanos, artistas y diseñadores para probar un trabajo conjunto, a través del encuentro de saberes, en esa versión de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.
Se reunió con el equipo de creativos que había conformado para dialogar cómo podía tener un enfoque literario, cómo combinar técnicas y materiales para crear un producto en conjunto. Finalmente lograron trabajar y participar en el evento.
Ese primer año como colectivo fue exitoso, muchos de los productos que realizaron se les acabaron los primeros días, el equipo organizador quedó a gusto y los asistentes hicieron comentarios positivos; sin embargo, vieron necesario tener una planeación, un orden y una metodología a la hora de realizar los trabajos.
Combinando su talento y su carrera como diseñador de espacios, Dulfay fue enfocando cada vez más la propuesta que tenía para la Fiesta del Libro. Adicional, en 2014, al ganar Capital semilla, cambió su nombre de Creando Artesanías a Nido Diseño en sus dos líneas: las artesanías y la creación de espacios.
Todas estas modificaciones han llevado al taller a evolucionar hasta el punto en el que se encuentra hoy: un colectivo de artesanos y creativos listos para combinar conocimientos, técnicas, materiales, esfuerzos y experiencias, obteniendo como resultado creaciones con un enfoque literario. Todo lo que en algún momento fueron ideas con suerte que revolotearon de aquí para allá, se unieron con otras de mentes diferentes, crearon conexiones y estuvieron preparadas para llegar al hogar de talleres.
Cada uno o dos años, Dulfay cambia los talleres que participarán del evento porque quiere visibilizar la mayor cantidad de creativos posibles en la ciudad. Las técnicas no siempre son las mismas, pero dentro de lo más recurrente está el trabajo con madera, filigrana, porcelanicrón, tejido, tela, papel, diferentes metales, lienzos, cuero, barro, cerámica, entre muchas otras con las que han logrado resultados que en su momento parecían impensables.
Algo que está claro dentro de Nido Diseño es que el límite no existe y que las ideas son tan infinitas como posibles objetos pueden crear. El proceso empieza en enero o febrero cuando el equipo de Eventos del Libro ha escogido su obra literaria, la temática, y desde 2019, el cuento de la Biblioteca de la Fiesta; Dulfay empieza a pensar en nuevas ideas, a la par, invita a los talleres para trabajar con él durante el año. Ese mismo mes se empiezan a reunir. En esta parte del proceso algunos solo requieren pequeños ajustes en la línea, pero otros toman más tiempo, porque se debe hacer un análisis y reprogramar el producto hasta encontrar resultados satisfactorios. Una vez están las ideas comienza la materialización, hasta que llega el día de dejar volar las creaciones para ser admiradas por otros.
Así se describe el proceso para darle vida a un llavero de Pinocho: “Después de imaginar el diseño y de un boceto previo, se continúa con la selección de diferentes maderas, estas se cortan formando las siluetas de la figura, se pulen con varios granos de lijas, se perforan, se protegen con pintura y se unen con un hilo resistente formando el alma de toda la estructura, al final se añade la argolla”.
Un mundo de filigrana, taller invitado, narra cómo es el trabajo durante un año para la creación de unos artes de Pinocho: “Después de la inspiración y de un diseño previo, se seleccionan los colores del papel, este se corta en forma de cintas finas, con estas se hacen rollos diminutos para luego unirlos con un hilo transparente, se protege con resina todo el conjunto y al final se adapta el gancho de acero y se etiqueta”.
Al tiempo que Dulfay crea con el hogar de talleres, activa la línea de diseño de interiores para pensar cómo se podría amueblar el espacio disponible, para que cada uno de los elementos obtenidos gracias al arduo trabajo de un año, sean protagonistas.
En la Fiesta del Libro comienza la magia, cuando una persona llega al estand, se topa con un nido creativo con un impecable diseño, tanto del espacio como de los productos, en el que puede encontrar esculturas, dioramas, astrolabios, separadores, agendas, esculturas cinéticas, accesorios, cuadros ilustrados, móviles, pisapapeles, materas, ocarinas, ilustraciones, pinturas, origami y muchas otras creaciones únicas en el evento.
Al final, los resultados son positivos, no solo los visitantes del estand se van felices, también los artesanos quedan satisfechos con la labor. Uno de ellos fue Jaime Andrés Vanegas, un pintor de la ciudad. “Participar en Fiesta del Libro es una experiencia maravillosa donde se engranan amistades, se superan retos y se cumplen metas con el único propósito de llegar a un público que cada año espera con ansiedad las novedades de todos los productos”.
A corto plazo, Dulfay quiere posicionar el sitio web de Nido Diseño https://dnido.com/ Espera seguir creciendo e invitar a su estand personas reconocidas en el medio creativo y entidades que crean en el trabajo colaborativo para participar con ellos no solo en Fiesta del Libro, sino en eventos de talla nacional e internacional. Asimismo, le gustaría abrir su primera tienda en la ciudad para remitir a un espacio físico a todos aquellos que en cada evento preguntan dónde pueden encontrar las creaciones de Nido Diseño Hogar de talleres.