Contar para resistir: las letras en las diásporas africanas

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Los pueblos afrolatinoamericanos han encontrado en la literatura y el arte, vehículos de resistencia para mantener vivas sus tradiciones.

Teresa_Martínez_de_Varela


Yo también cambio mi vida, hundida en tinieblas
por la luz de una estrella que cruza un vacío,
por una caricia que enjuague mi canto,
por una receta que calme mi hastío.

Teresa Martínez de Varela.

 Por: Valentina Correa – Danilo Arias

La presencia negra en América parte de una condición desigual. No llegaron a nuestro continente producto de una equivocación o por azares del destino. Los traficantes, negros o árabes, se internaban en África en busca de esclavos. Estos podían ser prisioneros de guerra, delincuentes, personas secuestradas o gente pobre que se entregaba a un amo para que los alimentara. Luego, en sus lugares de destino, en el nuevo continente, eran sometidos a trabajos forzados y tratos inhumanos; cada vida negra tenía un precio.

“La diáspora africana es producto de la esclavización, marca la primera relación de los afros con América y esto generó desde el inicio, incluso hasta hoy, condiciones de desventaja y desigualdad. Es muy diferente emprender una diáspora y llegar en condición de turista, de visitante o de estudiante.  Eso es determinante en la construcción de las relaciones”, explica Velia Vidal, Comunicadora Social–Periodista, promotora de lectura y mujer afro oriunda de Bahía Solano, Chocó.

Según Velia, por fortuna, la condición de esclavos no les arrebató su cultura ni sus prácticas ancestrales que al llegar a un nuevo territorio se mezclaron con las diversas cosmogonías indígenas que milenariamente ya habitaban el continente. Sin embargo, también comenta que hubo varios intentos por parte de sus amos para desaparecer esos rasgos que los identificaban y unían, por eso separaban a aquellos que hablaban un mismo idioma, diferente al de sus señores. Esto, para disminuir sus posibilidades de comunicación y evitar la construcción de vínculos de identidad nocivos para sus amos que les permitiera idear intentos de fuga o confabulaciones en su contra.

Concebidos como sujetos culturales, el pueblo negro ha desarrollado una capacidad ilimitada de contar historias. Con ellos vinieron desde África los cuentos tradicionales, las canciones y los ritmos. Esto es algo que nos une como humanos y que todas las culturas han resuelto de una manera muy similar: contamos historias para darle sentido a nuestra existencia, resolver los interrogantes sobre nuestros orígenes y construir sistemas de valores que nos permiten vivir en sociedad.

Pero en el caso afro, las historias, las palabras y la misma literatura han sido adicionalmente elementos particulares de expresión y empoderamiento ante condiciones estructurales e históricamente adversas que los ha emparentado con situaciones como la pobreza, la ignorancia, la inferioridad, el baile, la hipersexualización, la servidumbre o la fuerza bruta.

En la historia colombiana la abolición de la esclavitud solo fue posible hasta 1851 a pesar de que fue una de las promesas de Simón Bolívar en el transcurso de las guerras de independencia, pero la influencia de poderosos esclavistas y errores legislativos no permitieron la libertad de los afrodescendientes almenos durante la primera mitad del siglo XIX.

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En casos más paradójicos, un país como Brasil que es el que posee la mayor cantidad de población negra en el continente, fue el último en abolir la esclavitud 37 años después de que lo hiciera Colombia (13 de mayo de 1888). Aunque producto de esta determinación miles de negros y mestizos fueron liberados, continuaron en pésimas condiciones para el acceso al trabajo y siendo discriminados.

Y es que estas situaciones, aunque en menor medida, siguen manteniéndose hasta hoy sobre todo en cuanto a su color de piel y ascendencia. A ellas se suman otras de carácter físico, religioso, educativo y hasta las que tienen que ver con la identidad de género y sexo.

“En el caso afro por supuesto hay hombres, mujeres y una diversidad sexual igual que en cualquier grupo humano a lo largo de la historia. Lo que ocurre es que un sujeto afro que además tiene una condición de género o sexual que no corresponde a un sistema heteropatriarcal o dominante recibe una exclusión mucho mayor”, comenta Velia Vidal, quien agrega que estos actos pueden agravarse en consideración de la situación socioeconómica de los individuos. “He escuchado a personas decir en algunas ocasiones: tras de negro, marica y tras de marica, pobre”, puntualiza Vidal.

Durante décadas se han desconocido los orígenes y trayectoria de una cultura que ha migrado no solo a Colombia, sino que ha recorrido y poblado el mundo entero llevando consigo sus tradiciones y enriqueciendo aquellas de los lugares a los que llega.

“Por años la historia de la esclavitud afro ha querido eliminarse, mantenerse oculta o ser intervenida por la voz de personas mestizas que desde su poder académico o mediático deciden hablar por nosotros; muchas veces nos narran desde el estereotipo tanto en los textos como en la imagen. Hay libros en los que aún salimos con bocas exageradamente grandes, o nos pintan completamente oscuros, con caderas voluptuosas, entre otros estereotipos que demuestran cómo nos ven”, aclara Velia Vidal.

Ante una situación compleja en materia de garantías de derechos para el pueblo afro en Colombia, que según el más reciente censo nacional (2018) ubicaba en 2,98 millones de personas este grupo poblacional, las letras, el arte y la cultura aparecen como elementos reivindicativos y a su vez actos políticos y revolucionarios que han dejado huella en la historia de nuestro país.

Arnoldo Palacios, Teresa Martínez de Varela, Helcías Martán Góngora, Manuel Zapata Olivella y Candelario Obeso, son algunos de los escritores afro que han marcado la historia colombiana y que en las letras vieron la oportunidad de denunciar y reivindicar aquello que en muchas ocasiones no pudieron hacer con su voz.

Sobre el legado e importancia de estos autores y los aportes de las diásporas africanas a nuestra cultura, Velia Vidal en compañía de Selnich Vivas y Aurora Vergara conversarán el próximo 24 de junio en el encuentro mensual de Charlas de la Tarde titulado Diásporas africanas: raíces que viajaron más de diez mil kilómetros, y que podrá seguirse a partir de las 7:00 p.m. a través del canal de YouTube de Eventos del Libro y la Cultura.